Las obras del Poble Nou comenzaron en 1941 y fueron terminadas 22 años más tarde en 1963 costaron más de nueve millones de pesetas. Con esta cantidad se financió la nueva parroquia y sus dependencias, una escuela, tres viviendas para los maestros, 12 casas en la plaza mayor con locales para comercios y 45 casas tipo granja catalana de tamaño medio. Nunca se llegó a construir todas las casas planificadas y la iglesia que originalmente debía estar en el centro del pueblo, quedó casi en el exterior. El presupuesto inicial se acabo antes de lo previsto. A los pocos meses de ser habitado el nuevo pueblo, algunos de los edificios empezaron a tener señales de deterioro; grietas en las paredes y pavimentos que se levantaban.
La nueva iglesia de Sant Julià que fue construida a los pocos meses de acabar la guerra por la institución “De Regiones Devastadas” empezó a mostrar también señales de deterioro y los servicios religiosos tuvieron que dejar de celebrarse en su interior, ya que el techo de la nave principal amenazaba con desplomarse en cualquier momento. Se condiciono un nuevo local mientras se llevaban a cabo las obras de reparación, que costaron otro millón de pesetas a repartir entre el estado español y el obispado.
Cerca del Poble Nou se encuentra el cementerio en el cual se enterraron los restos del antiguo cementerio que voló por los aires al explotar el polvorín almacenado en el interior de la antigua iglesia en los últimos días de la guerra.
La nueva iglesia de Sant Julià que fue construida a los pocos meses de acabar la guerra por la institución “De Regiones Devastadas” empezó a mostrar también señales de deterioro y los servicios religiosos tuvieron que dejar de celebrarse en su interior, ya que el techo de la nave principal amenazaba con desplomarse en cualquier momento. Se condiciono un nuevo local mientras se llevaban a cabo las obras de reparación, que costaron otro millón de pesetas a repartir entre el estado español y el obispado.
Cerca del Poble Nou se encuentra el cementerio en el cual se enterraron los restos del antiguo cementerio que voló por los aires al explotar el polvorín almacenado en el interior de la antigua iglesia en los últimos días de la guerra.
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